A menudo es difícil averiguar quiénes son los malos en esta película, ya que algunos de los moros luchan en el lado cristiano para ayudar a un rey cristiano cuyos descendientes más tarde los expulsarán de España.
Afortunadamente hay un moro (Herbert Lom) que se viste de negro, haciendo las cosas mucho más sencillas; aunque en el lado cristiano tenemos a la hermana mala Urraca, que no puede decidir de qué lado está y ayuda a que maten a un hermano para ayudar al otro hermano, que empieza siendo malo, pero que más tarde, a través del ejemplo de El Cid, se convierte en un rey bueno y sabio, Alfonso VI.
El Cid; Rodrigo Viar era de Biar, en la provincia de Burgos, y es allí donde regresa con sus prisioneros moros para enfrentarse a una turba homicida de paisanos y a un enviado del rey, vestido de negro para que sepamos que desde el principio no hace nada bueno, aunque más tarde se redima.
Biar es Torrelobatón, y el Castillo de Torrelobatón, celebró uno de los mayores acontecimientos de la historia de este pequeño pueblo, en el que 350 personas de la localidad participaron en la película como figurantes.
Además de las 350 buenas personas de Torrelobatón, un buen número de soldados españoles a caballo del regimiento de Farnesio participaron en la película. A los caballos se les pagaba vergonzosamente con heno.
El Cid demuestra que no es como los demás hombres, y que prefiere vivir en paz que colgar a sus enemigos. En esto es una minoría en la película.