Aunque el mar Mediterráneo tiende a interponerse entre ellos, no hay ninguna razón por la que España no pueda ser considerada como Marruecos, como es el caso de esta película, realizada íntegramente en España, la segunda residencia de Sean Connery.
Aunque gran parte de la acción se desarrolla supuestamente en Estados Unidos, sólo se utilizaron localizaciones españolas.
Se emplearon varias playas desiertas de Almería, como Monsúl y Genoveses, así como las dunas de Cabo de Gata.
Las secuencias de la batalla hacia el final de la película tienen lugar en el Castillo de San Felipe del siglo XVIII, construido por el rey Carlos III en la playa fósil de Punta del Esparto, cerca de Los Escullos.