Gulliver está intentando emigrar a la India cuando un naufragio cambia su agenda y lo deposita primero entre gente pequeña y luego entre gente grande, mientras Jonathan Swift se esfuerza por enseñarnos que somos pequeños y tontos o enormes y torpes, o, peor, Yahoos.
Esta película es una buena publicidad para el paisaje español, y el equipo de rodaje utilizó muchos de los mismos lugares que en el ‘Seventh Voyage of Sinbad, comenzando por la hermosa playa de la Costa Brava de S’Agaro en la provincia de Girona, donde Gulliver desembarca y se encuentra en Lilliput.
El Castillo del Emperador de Lilliput es la muralla de Ávila por fuera y los jardines de la Granja de San Idelfonso, la residencia real de verano cercana a Segovia, por dentro, con sus fuentes y estanques que son el escenario del concurso de equilibrio para decidir quién será el próximo Primer Ministro.
Los enemigos de Lilliput, el pueblo de Blefuscu, tienen un castillo mucho más humilde en S’Agaró, que en realidad no es más que una serie de arcos en el puerto.
Más tarde, cuando Gulliver llega a Brobdingnag, el reino de los gigantes, el castillo del Rey es el Alcázar de Segovia, del que se ven a nuestros héroes escapando tras el enfrentamiento con el pequeño cocodrilo gigante (si me entienden).