Raquel Welch, la novia tonta de D’Artagnan, se encuentra prisionera en el Alcázar, o al menos se utiliza su fachada, y cuando es rescatada por los mosqueteros, es llevada a un convento, en realidad el monasterio de Uclés en Cuenca.
Al final de la película, cuando se completa el recuento de cadáveres y D’Artagnan, interpretado por Michael York, logra una especie de reconciliación con el cardenal Richlieu, interpretado por Charlton Heston, abandona los aposentos del cardenal y lo vemos entre los soportales del palacio de Aranjuez.