En algún lugar de la costa cantábrica de España hay un pequeño castillo en ruinas que jugará un papel decisivo en el romance entre Stanley Baker y una joven española llamada Rosita.
Primero ella seduce a Baker, un marinero en puerto, para que suba a la colina y tome unas fotos en “el Castillo”, donde finge un tobillo torcido para captar su afecto.
Más tarde la sigue hasta allí y acuerdan huir juntos para que no tenga que casarse con el capitán de Baker y así satisfacer la codicia financiera de su padre.
El puerto, y su castillo, se encuentran en realidad en la costa de Girona, en Begur, un pequeño pueblo de pescadores que se ha convertido en una popular localidad.
Robert Shaw consiguió uno de sus primeros papeles en esta película.