San Servando
Cuando el rey Alfonso VI arrebató Toledo a los musulmanes en 1085, entregó el castillo, dedicado a los santos Servando y Germán, a los Caballeros Templarios, en agradecimiento por salvarle la vida en la batalla de Sagrajas, una derrota que, en la película El Cid, culpa al Cid por no haberle ayudado.
El castillo tiene la gran ventaja al contar con la fantasma de un tal Lorenzo de Cañada, un soldado en el reinado de Felipe II, que sigue patrullando hasta el día de hoy.
El castillo funciona ahora como albergue juvenil, con 25 habitaciones. Una de las habitaciones del albergue, la T 4, no suele estar disponible porque se supone que está embrujada. Un fantasma antihigiénico dedica su tiempo a desenrollar el papel higiénico, algunos huéspedes que sienten a otra persona sentada en sus camas, sábanas con vida propia, luces y sonidos extraños.