El pobre Alan Rickman hizo todo lo que pudo para salvar a su hija del asesino, y todo fue en vano, ya que la llevó a una posada, donde pasó su última noche en este lado de la eternidad.
Cuando llegan, y son recibidos por el posadero y su esposa, se encuentran en el interior del castillo de Requesens, frente a una de las puertas interiores.