David Niven se enfrenta una vez más a un dilema moral: si salvar o no a un dictador durante un golpe de estado.
La acción tiene lugar en Sudamérica, donde estas cosas suelen suceder, aunque la película se haya rodado en España.
En varias ocasiones la cámara mira a una colina, que es donde una vez estuvo el castillo de Mijas.