Más famosa por ser la última película en la que participó Ava Gardner, y para Omar Sharif la última de cinco películas realizadas en España.
El Imperio Otomano está en declive, una joven inglesa termina en un harén y Julian Sands, su prometido (no inesperadamente), preferiría sacarla y llevarla a una habitación más bonita con vistas.
Cuando los británicos llegan a lo que se supone que es Constantinopla, los encontramos alojados en un lujoso hotel con decoración árabe ornamentada, que no es otro que el hotel Alfonso XIII de Sevilla, también utilizado en Lawrence of Arabia.
Más tarde, la novia de Sands se embarque en una aventura, durante la cual será secuestrada mientras visitaba unas ruinas, que en realidad eran las ruinas de Bolonia, cerca de Tarifa, en la provincia de Cádiz.
Sands la busca y se encuentra con Sarah Miles tomando el té frente a un palacio, el Palacio Mudéjar en la Plaza de América, otro punto de referencia de Sevilla. ¿Ruinas? ¿Un palacio? ¡Seguramente hay un castillo por aquí en alguna parte!
¡Y aquí está! El rodaje tuvo lugar en Almodóvar del Río, Córdoba, donde el castillo local del siglo VIII sirvió de palacio del sultán y el río Guadalquivir del Bósforo, separando Europa de Asia, aunque los interiores y los jardines se rodaron principalmente en la Casa de Pilatos y Reales Alcázares de Sevilla.
Alfonso Luna, guía turístico del castillo, nos contó que trabajó como ayudante de electricista durante el rodaje, y que mucha gente local trabajó en la película.
Alfonso recuerda especialmente a un tigre que fue traído a la ciudad y que luego escapó. Afortunadamente no se comió a nadie, y se sentó en una roca esperando que el dardo lo transportara a un sueño bien merecido. El mismo tigre se muestra en una jaula cuando se vea a un contemplativo Omar Sharif la primera vez que vemos su castillo.
El equipo de producción pasó siete días en la provincia de Córdoba y Ava Gardner se alojó en el Parador La Arruzafa. El empleo de 200 figurantes locales y la presencia de 120 personas en el reparto y el equipo de rodaje marcaron una gran diferencia para Almodóvar, que dependía en gran medida del cultivo de algodón por entonces.